martes, 1 de marzo de 2011

Si marzo mayea...

  
     Mayo marcea, dice el refrán.
     Lo traigo a colación en este primero de marzo, con esta reflexión: si en política ahora hace bueno, es decir, todo fluye sin aspavientos en aras a conseguir el máxmo respaldo en las urnas, en mayo puede haber tormentas y viento incontrolable que nos perjudique un cuatrienio.
     En cambio, si ahora se producen los movimientos sísmicos previos a las votaciones, todo estará más tranquilo una vez se haya repartido el quesito de los trece electos.
     Hablando más claro. Si ahora todo se vela, nadie es diáfano con lo que hará, se esconden los posibles pactos, nadie jura de pactos que serán imposibles, cuando el pueblo haya hablado en las urnas, podrá llegar una sorpresa detrás de otra. Muchos/as votantes se sentirán engañados/as y estafados/as en la confianza deposiada en una lista y la decepción será mal común de Pinoso.
     En cambio, si ahora se le dice al pueblo que este partido no pactará con este otro de ninguna de las maneras, que de sumar lo hará con aquel partido y con aquel otro, nadie depositará su voto desconociendo donde irá a parar y con quien jugará de compañero.
     Pero me voy a quedar con las ganas.
     Hay quien pacta con Belcebú y luego con Mefistófeles, aunque son la misma divinidad maléfica.
 

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